En la actualidad medio ambiental de Colombia, el tratamiento de aguas es una de las situaciones más difíciles y críticas. La situación es muy similar en el resto del continente: la contaminación de ríos y mares se debe primordialmente a la deficiente gestión de limpieza del más del 60% de las aguas residuales provenientes del vertimiento generado en las grandes ciudades por el sector industrial y doméstico.
Si a esto se suma el hecho que tanto Naciones Unidas y otras organizaciones no gubernamentales y de servicios públicos estiman el aumento en las próximas décadas de un éxodo de personas a las ciudades principales, es de vital importancia contar con soluciones fiables que permitan sistemas efectivos en el tratamiento de aguas para suministrar a la población líquido potable. Es esencial descontaminar aguas residuales. Las plantas de tratamiento de aguas son cada vez más importantes para nuestra sostenibilidad.
En nuestro país, la norma de vertimientos reglamenta el artículo 28 del decreto 3930 del 2010 y actualiza el decreto 1594 de 1984 (vigente desde hace 30 años), acorde con la nueva realidad urbana, industrial y ambiental. La resolución debe ser acatada obligatoriamente por todas aquellas personas que desarrollen actividades industriales, comerciales o de servicios, y que generen aguas residuales.
De acuerdo con la norma, quienes no realicen el tratamiento de aguas industriales o residuales y arrojen sustancias contaminantes a las fuentes hídricas serán multados hasta con 2.500 millones de pesos. El control se realiza a partir de la medición de la cantidad de sustancias descargadas, que es lo que impacta en la calidad del agua, y no durante el proceso de tratamiento. Cuente con las previsiones necesarias para no ser sorprendido con una multa y asegúrese de contar con los profesionales que le suministren la planta para descontaminar las aguas industriales que produzca.